Este pasado domingo a las 12 de la mañana, y muy bien acompañado, no tenía mejor plan que ir a ver a Cinesa Diagonal Mar el preestreno de Buscando a Dory, la nueva de Pixar, por obra y gracia (nunca mejor dicho) de Sensacine y los Blogos de Oro, de los que soy jurado. La he visto una semana antes que nadie y junto al resto de personas que llenamos una sala a abarrotar. El peaje que tuve que pagar fue hacerme una foto con unas gafas de bucear en la entrada de sala, pero que conste que fue decisión propia. No suelo comentar mucho cine de animación en este blog, el último caso fue este, pero ya que he visto una en el cine, por qué no?

Inspirado en un sueño real, reza el eslógan

Primero de todo quiero agradecer el regalo de cumpleaños que me ha dado este blog. Si, es posible que un blog te regale algo. Tras el sorteo que realicé en el blog, finalmente llegó el 2 de junio, cuando tenía lugar el preestreno de Eddie el Águila, días antes del estreno oficial en España, que es el 10 de junio, y además la casualidad quiso que fuera el mismo día de mi cumpleaños. Por si no fuera suficiente, el éxito que tuvo mi anterior entrada, la crítica con emoción de Las ventajas de ser un marginado: ¡más de 1500 visitas en total! fue una sorpresa más para mí. Muchísimas gracias a todxs lxs que hayáis dedicado un momento de vuestra vida a leer la entrada, que escribí con muchas ganas.
Volviendo al tema que ocupa hoy esta entrada. A veces hay películas que por el momento vital en el que te encuentras te parecen mejores de lo que son. Este sería un caso. Podría ser una crítica con emoción, pero no lo será, porque también fue un evento al que tuve el placer de asistir. ¿Sabéis cuando algo que os gusta empieza a dar sus frutos? De eso va la película, y de eso va esto. Como decía, asistí al pre-estreno de Eddie el Águila el jueves 2 de junio, gracias a los Blogos de Oro y Sensacine, en los cines Aribau Club 2 salas. Vamos sin spoilers.

Me gusta cuando una película me hace llorar, es buena señal. No simplemente que me epaten a escenas e imágenes y diálogos y a todo un poco. De vez en cuando, también me apetece ver películas pequeñitas, de estas que tienen una lección que enseñarte, y que cuando acabas de ver te dejan con la mente en otro punto a cuando la empezaste. Me gustan esas películas. Y esta es una de ellas. Retomando la sección de Críticas con emoción, me apetece comentar una película que a mi sí que me llegó a emocionar: las ventajas de ser un marginado (2012).

Sólo los fuertes sobrevivirán

X-Men: Apocalipsis se estrena mañana, pero yo ya la he visto.  ¿Os suena un sorteo que se hizo en el blog, y con el que di bastante la brasa? Pues gracias a eso, yo y otros afortunados tuvimos la oportunidad de asistir al preestreno de dicha película el martes 17 de mayo en los Cines Aribau 2 salas de Barcelona, en la Gran Vía de les Corts Catalanes. Debo confesar que fue el primer preestreno al público al que he asistido en toda mi vida, y me hizo bastante ilusión. Acudí acompañado de unos amigos a ver esas 2 horas y media de epicidad que ha hecho Bryan Singer. El evento fue auspiciado por Blogos de Oro, gracias a Sensacine y 20 Century Fox. En definitiva, me apetecía escribir una crónica y hablar un poquito de la película, 2 en 1, que a ninguno nos sobra el tiempo.

El otro día fui al cine, cosa normal si escribo en un blog acerca de cine, ¿no? Fui acompañado, que tampoco es la primera vez, y vimos Batman v Superman: el amanecer de la justicia. Me hizo gracia porque mi acompañante y yo salimos con dos puntos de vista distinto, o quizás no tanto, pero si que usábamos lenguajes muy distintos para comentar la película a la salida. Entonces lo vi en mi mente, y en mi blog. ¿Por qué no hacer una crítica de la película en la que escribamos dos personas distintas? Y eso he hecho. Inauguro sección en el blog: cine para dos. El nombre lo dice todo, dos personas comentando una misma película. Y probé el experimento.

No os voy a engañar. Iba a aprovechar la Semana Santa, que en España es una fiesta religiosa en gran parte del país, para escribir un post acerca del cine religioso y derivados, imaginé que eso me iba a dar visitas. No obstante, y aunque hay tema para hacer un post y unos cuantos más, me pareció demasiado típico, y aunque me he aprovechado en otros momentos de actualidad cinéfila para escribir entradas, en esta ocasión he decidido hacerme el original y no tratar un tema típico por estas fechas, ya habrá tiempo.
He decidido inaugurar una sección en la que hablaré de películas que me encantan o que me han marcado, y que la mayoría de la gente odia. Creédme, tengo unas cuantas que sorprenderían a cualquier cinéfilo, y hoy escribiré acerca de una de mis obras más especiales que he tenido el placer -culpable- de disfrutar en una sala de cine: la denostada Alejandro Magno (2004) dirigida por el maestro Oliver Stone.