Es un tema que siempre me escama. O me revienta. Cuando se estrena la adaptación de un cómic en la gran pantalla -que ahora estamos hartos de verlo- internet y los sumideros se llenan de comentarios del tipo “es que el cómic no era así”, “es que el traje era de color amarillo” o “es que era blanco y no negro”, cosas así. Debo decir que esta queja se podría extrapolar a cualquier otra adaptación cinematográfica de un libro, videojuego o juego de mesa (que haberlos, haylos) que se estrena, pero he preferido centrarme únicamente en el género superheróico, porqué me parece más evidente ese fenómeno. ¿Que hago yo hablando de cómics en un blog de cine? Voy a inaugurar una sección, aunque igual queda en nada, porqué me carga un poco escribir después de todas las críticas y opiniones que leo a diestro y siniestro sobre este tema, y no es muy sano soltar bilis.

Una de las secciones con más éxito de este blog es Críticas con emoción. Las películas de las que hablo, suelen tener bastantes visitas y realmente desconozco si es por la película en sí, o por el punto de vista más emocional y/o sentimental desde el que hablo. Sea como fuere, es verdad que cada vez que vemos una película, esta despierta unas sensaciones, unas emociones o sentimientos, incluso aunque sean de odio y de bochorno, a lo que se está viendo, pero las imágenes siempre nos causan una impresión. Como dice el refrán "una imagen vale más que mil palabras", y aunque no estoy del todo de acuerdo, puesto que unas palabras en un momento determinado nos pueden llegar más que una imagen, si que es verdad que las imágenes nos impactan. Entonces un conjunto de imágenes en movimiento nos impactarán aún más. De eso trato de hablar, de la emoción del cine.