Críticas con emoción: Adventureland

by - diciembre 09, 2016

Jesse Eisenberg entrando en el parque de verano Adventureland
Jesse Eisenberg entrando en el parque de verano Adventureland
La verdad es que llevo un mes de noviembre que tela. Proyectos y más ideas que se acumulan en la cabeza para volcarlas aquí, en esta pequeña parte de mi mundo que ahora mismo, no es tan pequeña. "La paciencia es una virtud", decían en La momia (1999), yo a veces peco de no tenerlo en cuenta y me desvirtúo un poco, olvidándome de dónde vengo y a dónde voy. Pero esto no es un blog de desarrollo personal -todavía- y aunque mi faceta de autocoach me tira mucho a veces, voy a hablar de cine, que es de lo que escribo aquí. Retomando un poco la esencia del blog como página de cine, quiero escribir sobre una película, simple y llanamente. Además, encajada en una sección a la que le tengo mucho cariño porque fue una de las primeras iniciativas que llevé a cabo aquí; las críticas con emoción. Y la película que toca, Adventureland (2009). 

Bendita juventud. La verdad es que la película se podría resumir así. Había leído sobre Adventureland en muchos lugares, como película recomendada y la verdad es que ahora entiendo porqué. En realidad es un ejercicio de nostalgia para muchos espectadores, porque además de transportarte a los 80 (o eso parece por el vestuario y la música) plasma perfectamente temas y complejos que hemos vivido muchos y muchas durante nuestra adolescencia y la entrada a la edad adulta. Para ubicar al lector, como siempre me gusta hacer:

James Brennan es un joven que al acabar el instituto tiene dos salidas: hacerse un viaje por Europa con su mejor amigo, o sacarse un dinero extra para la universidad, trabajando en el parque de atracciones que se abre durante el verano en su ciudad, Pittsburgh. Finalmente por problemas económicos de sus padres acaba presentando solicitud para trabajar en el parque en cuestión: Adventureland. Allí James gracias a su personalidad de chico inseguro pero inteligente, conseguirá llamar la atención de Emily, una misteriosa chica a la que le da miedo enamorarse. Además, aprenderá de todos los compañeros que trabajan con él en el parque importantes lecciones de vida.

La película en sí es un poco simplona, al menos en cuanto al argumento. Es decir, no es un guión milimetricamente calculado para dejarte al final con la boca abierta, pero tampoco lo pretende. Al final no es más que un soplo de vida rodado con corrección pero con unos actores en estado de gracia que sueltan unas líneas de diálogo también bastante inspiradas. Tanto Jesse Eisenberg como Kristen Stewart cumplen con sobrada solvencia, y están muy bien arropados por secundarios como Bill Hader, Kristen Wiig o Ryan Reynolds, aquí en un papel distinto a lo acostumbrado. La historia al servicio de los actores. 

Me pareció que la historia era un trocito de vida y que tenía encanto por distintos motivos. Primero, porque el protagonista no es el típico chico guapo musculoso o de cara perfecta que se enrolla con la chica a la primera, que eso sólo pasa en las películas. Segundo, porque los personajes son humanos, cometen errores, les rompen el corazón e intentan avanzar, tienen una evolución humana. Y tercero, porque me vi reflejado en la historia central de la película, la relación entre los personajes de Eisenberg y Stewart. Él, chico inseguro, que se cuela por la chica que le presta atención pero que tiene miedo a enamorarse. Y el final, vaya final. No quiero contar demasiado sin destripar demasiado, sólo citaré textualmente la frase que le dice Eisenberg al final de la película: 



Al final, son sólo personas con sentimientos, inseguridades, miedos y traumas que se ven condicionados para actuar como de verdad quieren.

Habla de personas que se lanzan a la piscina, a ver que pasa.
De personas con vidas infelices y rotas.
De personas arrastradas a llevar vidas que no quieren.
De personas que son rechazadas y deciden darse el valor que hasta ahora se han negado.
De personas que se conforman con la vida que tienen aunque no quieran vivir así.
De personas que quieren ser aceptadas por como son, sin necesidad de caer bien a todo el mundo
De personas que tienen sueños y se esfuerzan por cumplirlos.
De personas que sólo quieren que les entiendan y sentirse comprendidos.
De personas que se quieren encontrar. Y encontrarse.
De personas.

Habla de humanidad, en el sentido emocional de la palabra. Estamos acostumbrados a historias épicas y melodramáticas de amor, de esas que te buscan la lágrima fácil constantemente, de las que hablaba en una entrada anterior, de la emoción del cine. Y se pierde la perspectiva de ese otro tipo de historias, más humanas y cercanas. Todos querríamos que nuestra vida fuera tan intensa y emocionante como la historia de amor que viven los protagonistas de Titanic (1997) o cualquier otra película Disney. Pero la vida se parece más a lo que se cuenta en Adventureland.


De izquierda a derecha, Ryan Reynolds, Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Bill Hader y Kristen Wiig
De izquierda a derecha, Ryan Reynolds, Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Bill Hader y Kristen Wiig
El discurso final de Stewart y Eisenberg, sucesivamente, cuando se reencuentran  en Nueva York, es de un sentimiento increíble. Cosas así he vivido yo, como tantos otros, que al final sólo tenemos historias "normales" pero que no por eso tienen que ser menos interesantes.

He visto muchas películas y entre ellas, unas cuantas sobre el amor y esas futilezas, pero pocas veces me había visto tan reflejado en un personaje y su historia. Eisenberg es un chico inseguro, a quien le han roto el corazón alguna vez y con algún que otro complejo, pero al final tiene claro lo que quiere y como es, y se esfuerza por ello. Y una experiencia como trabajar en un parque de atracciones, algo aparentemente superfluo, a su edad lo cambia todo. Pequeñas cosas que te marcan para siempre, o al menos, te definen como persona.

La vida está hecha de personas que se cruzan por nuestro camino y nos la trastocan, nos la cambian, nos tiran al suelo y nos hacen levantar otra vez, para seguir y perseguir lo que queremos ser. Así que gracias Adventureland por brindarnos un poquito de vida de vez en cuando, entre tanto ruido. Para eso está el cine también, para hacernos ver que nuestras vidas merecen la pena y que no estamos solos, alguien más habrá vivido lo que nosotros hemos vivido.

Así que para mí, esta película encajaba perfectamente en la definición de Crítica con emoción.

XOXO SoldieRyan

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