Hollywood, ¿fábrica de sueños o de fotocopias?

by - agosto 23, 2017


Vivimos tiempos difíciles. Esta frase podría ser el inicio de cualquier historia de ficción -o no-, pero lo peor, es que es cierto. La creatividad en el cine parece estancada, difícilmente encontramos historias originales en las películas que se estrenan cada semana, y precisamente esas que son diferentes, terminan por pasar desapercibidas dentro de toda la maquinaria de los blockbusters quetanto se hartan de vendernos los departamentos de marketing de las respectivas majors del cine americano. No es una novedad que la cartelera está inundada de remakes, versiones trasladadas a la gran pantalla de libros o de cómics, spin-offs, franquicias o reinicios de franquicias. Hollywood era conocido como la fábrica de sueños, pero ¿se ha convertido en una fotocopiadora?

Cada vez se echan más de menos películas que hagan pensar al espectador, que consigan hacer reflexionar a la sociedad con las historias que cuentan. Parece que, con el paso de los años, más que atrevidos, el dinero -o más bien, la necesidad de él- haya hecho acomodarse a las grandes productoras de Hollywood para que sólo se atrevan a invertir en aquello que ya saben que da beneficios. De esta manera, se pierde toda la libertad creativa de historias que antaño se estrenaban.





No hay más que echar un vistazo a las diez películas más taquilleras para darse cuenta, de lo que se puede encontrar. Año tras año, y desde hace más de diez, los primeros puestos los copan películas de superhéroes, segundas o terceras partes de sagas de películas o remakes de cintas originales. Volemos por ejemplo, a 2016, tan solo un año atrás. Si uno busca en Google, los resultados que el navegador sugiere, son los siguientes: Buscando a Dory, Capitán América: Civil War, Zootrópolis, Escuadrón Suicida, Batman v Superman: el amanecer de la justícia, Deadpool, Rogue One: una historia de Star Wars, Doctor Strange, Mascotas o X-Men: Apocalipsis. ¿Cuántas son secuelas o películas basadas en un cómic? Ya sin hablar de la calidad, prácticamente apenas una original en la lista, y de animación: Zootrópolis.
Pasemos, a 2015: Jurassic World, Fast and Furious 7, Vengadores: la era de Ultron, Star Wars: El despertar de la Fuerza, Minions, 50 sombras de Grey o 007 Spectre. ¿Seguimos?
Viajamos hasta 2014: Maléfica, Capitán América: El soldado de invierno, El amanecer del planeta de los simios, X-Men: Días del futuro pasado, The Amazing Spider-Man: el poder de Electro o Guardianes de la Galaxia. 
Y así, año tras año. Esto ha sido sólo un ejemplo de los últimos 3 años. Y 2017 va por el mismo camino.

 ¿Algunos de los estrenos más esperados para este año? El remake de It o la secuela de Blade Runner (1982), que más de 30 años después, necesita una continuación, según sus responsables. Y luego tenemos que si la tercera versión de Spider-Man, que si la quinta parte de Transformers (ahora con un spin-off en camino), que si una nueva versión del mito del Rey Arturo o la segunda parte de las aventuras de Tadeo Jones. Desolador.



En algunos casos se hace mejor, en otros casos y por desgracia, se hace peor. Si consigues dotar a tu producto de personalidad y adornar un poco el hecho de que sea un calco o un refrito de historias y personajes ya contados, todavía puedes salvarte de la quema, de lo contrario, no estás más que copiando películas sin alma. ¿Cuántos remakes se estrenan al año? Aterrorizaría contar la cantidad de nuevas versiones que se justifican para poder rodarlas. ¿Quién necesita una nueva versión de Poltergeist?  Pues la hay, y es de 2015 ¿O un nuevo capítulo de La matanza de Texas? Este año tendremos otra.

Debería ser un problema que las películas más esperadas sean precisamente, versiones de historias existentes. Por mucho que sea una buena película, ¿por qué no usar la creatividad e inventar algo nuevo? A este paso, el cine terminará estancado. Está claro que al final lo que tira es el conformismo y la seguridad monetaria, pero de esta manera, lo que consigues es acostumbrar al espectador a consumir más de lo mismo. Hay películas que podrían enseñar al espectador mucho más que un remake, porque pasan desapercibidas.






No es cierto que todas las historias ya estén contadas. Hay patrones universales, que se pueden repetir en muchas películas, pero es que, si hablamos de emociones primarias, todos los espectadores podemos identificarnos con ellas, pero eso no es copiar. Usar conflictos humanos en las historias que contamos es normal, necesitamos que el público empatice. Así es como se logra emocionar al espectador, tocando la fibra con historias que se puedan identificar por las emociones, ya lo he hablado en algunos posts en esta página. Contar las mismas historias con los mismos personajes, cambiando el envoltorio, no logra que el público empatice, si no que desconecte. Y sí, eso es un éxito para la industria de las palomitas y los refrescos, pero no para el arte ni para el cine.


Queda claro que el cine es entretenimiento, pero eso no debería de justificar que, para entretener, no haya que arriesgar. Podría citar un par de ejemplos bien dispares, de cineastas que se han atrevido a innovar recientemente. Edgar Wright y Christopher Nolan, responsables de Baby Driver y Dunkerque respectivamente, ambas de 2017, contando historias relativamente nuevas, aunque puedan estar inspiradas en hechos reales. En estos casos, se consiguen películas que el espectador quiere comentar y de las que sigue hablando una vez sale de la sala de cine. Y además, la taquilla y la crítica las acompaña.

Rodar un remake de Posesión Infernal o tirar de nostalgia haciendo una tercera temporada de la serie Twin Peaks, cuando ambas historias estaban más que cerradas, no tiene ningún otro fin más allá del comercial. He citado ejemplos tanto de la pequeña como la gran pantalla, porque, aunque en las series de televisión es un mal que aún no se ha extendido demasiado, si que se ha dejado ver en algunas ocasiones.
Misteriosamente, parece que el espectador televisivo es mucho más exigente que el que va al cine, ya que algunos intentos de remakes de series de antaño, no han terminado de encajar ni mucho menos de ser un éxito. ¿Era necesario un remake de la clásica serie V de los ochenta? ¿Una quinta temporada de Prison Break casi diez años después? Difícil saberlo, pero a tenor de los resultados, parece que no. Ojalá eso haga disuadir a las productoras de seguir intentando obtener éxitos, de otros éxitos añejos.



En cambio, en el cine, los productores no aprenden y siguen “regalando” al espectador películas ya vistas. Encontrar la causa, más allá de términos económicos, es difícil. Podría hablarse de seguridad, que también va muy ligada al factor financiero. También podría tener que ver la facilidad para rodar las películas sin guiones que hayan llevado demasiado trabajo. Pero todo esto sería desvirtuar el trabajo de los creativos de Hollywood, personas que cobran por hacer su trabajo, que es el de crear historias. Luego sorprende que películas como La La Land o Moonlight, sean consideradas obras maestras, y ambas sean las grandes triunfadoras de los Oscars de este año. Sí, son muy buenas películas, pero lejos de ser obras maestras. Sorprenden porque son “originales” y porque cuentan historias universales, por eso son un éxito.

La fábrica de sueños parece que se ha convertido en una fotocopiadora, y es un problema, ya que aunque por ahora parecen cubiertos los cupos con el cada vez más recurrente cine de superhéroes, los remakes siguen cayendo en nuestros cines y llenando las marquesinas por las calles. Si se quiere apostar por algo realmente diferente, hay que empezar a acostumbrar al espectador a ver cosas nuevas, historias que conmuevan y que interesen, sólo así podremos adaptarle a esperar películas diferentes y que quiera verlas.



En este sentido, el cine español está haciendo un gran trabajo con toda la hornada de películas de thriller (Tarde para la ira, El hombre de las mil caras o Que Dios nos perdone, por citar algunas) que se han ido estrenando recientemente, y aunque pueden ser historias similares a otras del cine americano, por lo menos se pretende pasarlas por el filtro autóctono con idiosincrasia propia, lo que ya las hace diferentes, y eso es de agradecer.

Seguro que no se soluciona nada desde un post, y se podrían seguir dando cifras y otros datos para demostrar esta tendencia tan obvia, pero queda claro que en las pantallas cada vez hay menos sueños y más fotocopias. Puede que por ahora no sea un problema, y que mientras se haga bien, consiga que hasta parezca original, pero al final cansará que las historias sean siempre las mismas y no se esfuercen al menos, por entregar algo nuevo a los espectadores. Y cuando se quiera recuperar al público, ya cansado de más de lo mismo, quizás sea tarde. 


¿Hollywood ha muerto?

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2 comentarios

  1. Hola Adonai,
    Un post súper currado. A mí sinceramente me aburre sobremanera el cine copy and pasted. La originalidad brilla por su ausencia desde hace mucho tiempo y eso es algo que me molesta muchísimo como cinéfila empedernida. Las fotocopias son lo peor y lo triste es que esto será para largo.

    Así que itento bucear por otros países y ver qué ofrece. Y oye, hay cintas muy buenas. Pero cómo dices, pasan de largo porque no interesea y eso duele.

    Afortunadamente tengo en mi ciudad la Filmoteca que rescata peliculas de antaño y actuales y es un disfrute 100% Además, mucha más baranta la entrada. Así que deseando que empiece la nueva temporada para poder ir a ver todo lo que pueda.

    Saludos!

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    1. Hola Éowyn!
      Me alegro que te gustase el post. Es algo a lo que venía dándole vueltas y al final, me di cuenta de la importancia que tiene esto cuando me lo dijo un amigo. Si algo así ya se mueve lejos de los entornos en los que nos movemos las personas que escribimos más o menos asiduamente en cine, dice mucho del estado del cine actual.

      Hay que seguir promocionando y dando oportunidades a las pequeñas películas, no sólo a lo mismo de siempre.

      Gracias por comentar, por lo que veo, eres mi más fiel lectora veraniega :)

      Un abrazo!

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