Dos de los nominados en esta categoría, Tom Hardy como Bane y Christian Bale como Batman

La vida está llena de caras que nos marcan, personas que aparecen en un momento determinado, y a veces hasta tienen más importancia que personas que llevan años en nuestra vida. No, no me he equivocado de blog ni de texto, no estoy hablando de El mundo amarillo de Albert Espinosa (libro que me gustó, por cierto); me refiero a es@s etern@s secundari@s, o mejor dicho, a los actores y actrices de reparto, que suena mejor. También tienen derecho a llevarse esa estatuilla. Y de hecho, este año se presenta bastante interesante. Cómo sigo cumpliendo promesas -a más de un@ le sorprendería- aquí estoy un día más con mi entrada semanal de los Oscar Anteriormente hablé del mejor actor., la mejor actriz  y el director. Esta semana sólo habrá una entrada, por motivos puramente personales; necesito unas vacaciones y voy a desconectar unos días. Pero le he pillado cariño a eso de escribir y no quiero perder la costumbre, que las buenas se olvidan rápido. Sin más preámbulos, que esto parece Antena 3, paso a comentar a los futuros afortunados.

Una promesa es una promesa. Aquí estamos una vez más, y además voy a necesitar tratamiento. Tratamiento porqué acabo de ver Spectre (Sam Mendes, 2015), la última película de la saga de 007, y sinceramente aún me pregunto porqué. No sé que ha pasado, hacía tiempo que no veía tal despropósito, con lo bien que íbamos con Skyfall (Sam Mendes, 2012)...en fin, que no, que no es una entrada sobre esto, pero es que voy a necesitar olvidar lo que he visto, porqué así no se puede vivir. Cómo decía, una promesa es una promesa y en mi última entrada que podéis leer aquí, hablé orgullosísimo de mi visita al Salón del Cine de Barcelona, pues en esta ocasión toca hablar de mujeres. Si, no suelo escribir sobre mujeres, pero por lo menos una vez al año, me gusta dedicarles una entrada a las mujeres de nuestra vida, en este caso, cinematográfica. Porqué ellas también ganan premios, y porqué no todo va a ser Leonardo DiCaprio. A propósito de las nominadas.

Ya se acabaron las fiestas, o casi. Los últimos coletazos de estos días que nos han dejado a muchos maltrechos, necesitados de más paz y más amor (que se lo digan a Artur Mas) aún pesan en nuestros corazones. Pero la realidad llama a la puerta y toca hacer cargo de conciencia. Lo mismo se puede decir con el exitosísimo episodio VII de Star Wars, El despertar de la fuerza. Después de batir todos los récords habidos y por haber, y de generar una gran división de opiniones, se ha convertido en la película del año habiéndose estrenado apenas a finales del mismo. Voy a hablar con conocimiento de causa esta vez, y comentar lo que me ha parecido a mi -por si a alguien le importa- este nuevo episodio de la saga galáctica, el primero de la era Disney. Debo decir que George Lucas ya se está arrepintiendo. Igual hay que escucharle.

Ya es Navidad. No tengo claro si este año es más importante el estreno de Star Wars: El Despertar de la fuerza, que Pablo Iglesias pueda ser presidente de España o que se celebra la Navidad en todos los hogares. Sea como fuere, que yo sepa todavía se festeja, así que voy a sumarme a esta fecha tan señalada (viva las vacaciones) y estaré unos días sin publicar entradas. Que conste que esto es sólo para hacerme el chulo, porque esta es sólo la segunda que escribo aquí. Sin embargo, quiero dejar los deberes hechos, y hablar de un extraño fenómeno que se repite año tras año en los cines de todo el mundo: esas estúpidas películas navideñas que se emiten y/o estrenan siempre por estas fechas.