Festival de Cine de San Sebastián 65, crónica de un fan

by - septiembre 30, 2017

cabecera salvando al soldado ryan festival de cine de san sebastián 65

Asistir a un festival de cine es una experiencia única, si te consideras cinéfilo, y si no también, merece la pena. No es mi primera vez, puesto que ya he asistido/colaborado para festivales de índole un poco más social y comprometidos con una causa, bien fuera con la discapacidad en general, como es el Festival Inclús de Barcelona, o bien de cine en lengua de signos con el Festival Black Panther en Granada el año pasado. Sin embargo, es la primera vez que puedo ir como prensa a un festival de cine de la grandeza del Festival de Cine San Sebastián. Y además, acompañado por un compañero inigualable, Miguel, autor del blog Descartes no fue al cine, del que recomiendo echar un vistazo. A continuación, en unas pocas líneas de texto voy a intentar desgranar lo que significó a nivel personal y cinéfilo, poder asistir a un evento de este nivel. Y seguro que me quedo corto, porque fueron 3 días de muchas anécdotas, vivir algo diferente y sobre todo, de mucho cine.

Cuando uno empieza a escribir un blog de cine -o del tema que sea- en realidad no sabe ni se imagina hasta que punto pueden llegar las cosas. Si bien es cierto que ya voy camino de los dos años (en diciembre se cumplirá el segundo aniverario), para mi en algunos casos esto sigue siendo un reto. Un reto porque no es sencillo en algunos momentos de la vida, mantener la frecuencia que a uno le gustaría, y precisamente ahora estoy pasando por un momento un poco más complicado a nivel personal. Aunque como suele decirse, no hay mal que por bien no venga. Ir al Festival de Cine de San Sebastián, es algo que he podido alcanzar gracias a este momento.

Un servidor, frente al Kursaal del festival de cine de San Sebastián
Un servidor, frente al Kursaal del festival de cine de San Sebastián

Llegar a una ciudad tan hermosa como San Sebastián, ya te deja alucinando. Ese golpe a la vista que recibes viendo sus playas, sus calles y el ambiente que se respira, es un regalo. Y cuando te vas acercando al Kursaal, que es el centro neurálgico sobre el que pivota el Festival, todo cobra aún mayor magnitud. La impresionante arquitectura del edificio, te invita a entrar y descubrir su interior. Cuando llegas al recinto, te recibe una alfombra roja, una gran cantidad de personas esperando ver a sus estrellas, y unos mostradores repletos de periodistas y colegas del sector. Haces la cola para recoger tu acreditación y te obsequian con una gran cantidad de material gráfico para aprovechar durante tu estancia en el Festival. De fábula.

Si es la primera vez que uno acude a este evento, es fácil perderse por las diferentes salas y servicios de los que dispone el Festival. Sala de prensa, recinto para profesionales, las distintas salas donde se proyectan las películas, etc. De entrada, interpretar toda la información que se entrega una vez te acreditas, requiere cierto tiempo. Primero, para saber a qué películas se puede asistir como prensa, en qué cine de la ciudad se proyectan (no todas eran en el Kursaal) y a qué hora. Prácticamente, creo que es necesario un par de horas para entender toda esa información y organizar tu estancia, al menos, si es tu primera ocasión aquí.

La calle principal circundante al Kursaal
La calle principal circundante al Kursaal, acondicionada para la ocasión

El viernes 22 de septiembre, pudimos asistir a la llegada de los diferentes personajes del mundo cinematográfico que iban a estar ese día. Desde el presidente del jurado de este año, John Malkovich, a la actriz de moda Alicia Vikander, protagonista de la película que inauguraba el festival: Inmersión (2017). Entre otros, Cayetana Guillem Cuervo o Ricardo Darín, en definitiva, un gran plantel de personajes públicos que es un lujo ver por primera vez en directo. También aparecieron por ahí las presentadoras de la gala de inauguración de la que no quedaban entradas cuando llegamos, Anne Igartiburu y Leticia Dolera.

Ya el sábado 23 de septiembre, tras un considerable madrugón, empezamos la sesión cinéfila a las 9 en punto, para disfrutar de la primera película española que se podría ver en el Festival: El autor (2017), dirigirda por Manuel Martín Cuenca y protagonizada por uno de los gigantes del cine español: Javier Gutiérrez, a los que además, pudimos ver después en la única rueda de prensa a la que tuve la oportunidad de asistir durante el tiempo que he estado en el Festival de Cine de San Sebastián. La película narra las peripecias de un notario que renuncia a su vida, para embarcarse en la aventura de crear una obra maestra literaria desde su comunidad de vecinos. Una película tragicómida, que es tan costumbrista como la vida misma.

La sala de prensa donde asistimos a la rueda de prensa de la película El Autor (2017), con el director y los responsables
La sala de prensa donde asistimos a la rueda de prensa de la película El Autor (2017), con el director y los responsables

Después, y tras salir corriendo de la rueda de prensa, nos encontramos con el visionado de La douleur (2017), que narra una parte de la vida de la escritora francesa Margueritte Duras, y es una pena, porque Melánie Thierry está inmensa dando vida a la propia Margueritte. Pero es que la película es pretenciosa, larga y tediosa, con todos los tic habituales del cine francés de autor. No paré de mirar el reloj y lo único bueno que le encontré, es el punto de partida inicial: la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Ya por la tarde, tras disfrutar de un paseo por el Museo de San Telmo, que contaba con una espectacular exposición sobre el cine de Alfred Hitchcock, asistimos al primer pase de la película vasca Handia (2017), rodada en euskera. Una maravillosa historia filmada como si de un cuento de Tim Burton se tratata. En el hermoso Teatro Principal de San Sebastián, usado en este caso como sala de cine para el Festival, y en una sala a rebosar de gente, descubrí una película preciosa, rodada con una calidad técnica impresionante y unos personajes conmovedores. Basada en la historia real del gigante Altzo, en mitad del siglo XIX, dos hermanos vascos dan un tour por Europa, ya que uno de ellos está considerado como el hombre más alto del mundo. Original y emocional, de los responsables de Loreak (2014).

En el museo de San Telmo, con la impresionante exposición sobre el cine de Alfred Hitchcock
En el museo de San Telmo, con la impresionante exposición sobre el cine de Alfred Hitchcock

Hasta aquí la jornada del sábado, luego ya el domingo 24 de septiembre, y último de los tres días que duró nuestra experiencia en el Festival de cine de San Sebastián, tuvimos la oportunidad de ver dos películas francesas, muy diferentes entre sí.

La primera, Le sens de la fête (2017), la nueva obra de los directores de la genial Intocable (2011), que en este caso pasan de la lacrimógena historia real de su éxito anterior, a una comedia ágil y divertida, ambientada en la celebración de una boda. Quizás peca un poco de ciertas situaciones estereotipadas y algunos personajes demasiado excéntricos, pero se deja ver y no se hace para nada pesada. El rápido montaje y el ritmo frenécito de las secuencias que intentan trasladar al espectador la sensación de estrés que llevan este tipo de eventos, ayuda a que la película se disfrute y no se atragante.

En la sala principal del Kursaal, donde se ven la inmensa mayoría de películas de la sección oficial
En la sala principal del Kursaal, donde se ven la inmensa mayoría de películas de la sección oficial

Y en segundo lugar, la película que más me impactó de todo el Festival tras Handia; Ni juge, ni soumise (2017), una coproducción franco-belga, rodada en Bélgica y protagonizada por un personaje tan real como la vida misma, aunque curiosamente parece de ficción: la jueza Anne Gruwez. Rodada casi como un documental, muestra el día a día de esta peculiar jueza con los diferentes casos a los que debe hacer frente, y la gran cantidad de personajes y delitos pintorescos. Irreverente, imprevisible, sorprendente e incluso repulsiva, es una película que todo festival de cine debería tener en su selección.

Tras ver la última película, tocó recoger maletas y volver a casa. Un intenso fin de semana que desde luego, ha sido una de las mejores experiencias que ha brindado este blog de cine a un servidor. Películas que no vería normalmente en cualquier multicine de 24 salas de mi ciudad, y que permiten descubrir lo que realmente es la esencia del cine, y que tantas veces he reclamado en algún que otro post reciente
Cansados de la repetición de esquemas en los últimos blockbusters, y de la falta de ideas en los guiones de muchas de las producciones que triunfan en taquilla, el Festival de Cine de San Sebastián, permite disfrutar de películas diferentes y nuevas, que de otra manera, sería imposible.
Larga vida al cine!


Panorámica del Kursaal y la alfombra roja. Foto de Descartes no fue al cine
Panorámica del Kursaal y la alfombra roja. Foto de Descartes no fue al cine

XOXO SoldieRyan

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