Críticas con emoción: Her
Vivimos en la sociedad de lo digital, y por tanto, lo
etéreo. Redes sociales, internet, móviles… Cada vez es mucho más fácil
mantenerse pegado a la red y contactar por esa vía con nuestros seres queridos.
¿Pero que pasaría si te enamoras de alguien a quién no puedes ver? Las
relaciones a distancia son una realidad, y a pesar de que parece que no hay
límites para conocer al amor de tu vida sin importar demasiado la distancia a
la que se encuentre, quizás la cosa puede irse de las manos. Her (2013), una de las
mejores películas de Spike Jonze, precisamente habla de todo esto y de mucho
más. Una de las películas más duras y sinceras sobre las relaciones afectivas, es
sorprendentemente también, una cinta de ciencia ficción. ¿Es posible enamorarse
de un ordenador?
La tecnología avanza muy deprisa, y nuestros móviles cada
vez pueden realizar más funciones y por tanto, hacernos la vida más fácil. No
sólo eso, si no que todo este avance va parejo con la inteligencia artificial,
de manera que con tal de facilitarnos la vida, se investiga para que los ordenadores
sean cada vez más inteligentes, y a veces, hasta más humanos. ¿Quién no ha
gastado bromas, al todavía limitado sentido del humor de Siri? No es difícil
imaginar como un futuro factible el hecho de que los móviles nos traten de tú a
tú, manteniendo conversaciones inteligentes con nosotros, como personas.
De este punto de partida, es del que arranca la película de
Spike Jonze.
En una sociedad distópica, no demasiado alejada de la nuestra, el ser humano vive enganchado a su dispositivo móvil, que como en la actualidad, es mucho más que eso. Tras una actualización del sistema operativo, los móviles cuentan con un nuevo asistente, que permite satisfacer todas las necesidades de su propietario. Theodore, un inmenso Joaquin Phoenix, se hace con el suyo, Samantha, con la agradable voz de Scarlett Johansson. A partir de aquí, la historia se desarrollará de manera que Theodore se acabará enamorando de Samantha, y viceversa, con la imposibilidad de poder consumar la relación, porque ella en realidad no existe.
Her es una película dura, aunque sincera y emocionante, en
el sentido más literal de la palara. Dura porque habla de las relaciones
humanas, y cómo a veces, son tan complicadas. De las relaciones físicas y la
imposibilidad que tenemos a veces de conectar con las personas, de cómo
cambiamos y nos separamos de la pareja con la que compartimos la vida y lo que
cuesta en ocasiones, dejar atrás algunas relaciones fallidas. Sincera porque
habla sin tapujos y desde el corazón de todo ello, sin demasiadas filigranas ni
ñoñerías, las relaciones a veces, son lo peor. Y emocionante porque apela
directamente a las emociones del espectador, que se puede ver reflejado en
cualquiera de las reflexiones que hace Theodore, el protagonista.
Foto cortesía de Notinerd |
El amor es un tema delicado para mostrar en una película sin
caer en dramatismos excesivos o bien en dramones de manual. Si no se quiere
recurrir a la lágrima fácil, se necesita un mínimo de calidad en la historia y
un poco de trabajo en el desarrollo del problema. El punto fuerte de Her, es
precisamente su naturalidad para abordar el tema. En un mundo tan inmerso en la
tecnología, en lo que parece que las relaciones físicas pasan a un segundo
plano, los sentimientos parecen cobrar más importancia en la película. La
contradicción de sentir algo por una máquina que supuestamente es más fría que
un ser humano, es el eje sobre el que juega la película.
A raíz de este punto, se desarrolla todo el conflicto, por
decirlo de algún modo. La evolución en la relación de Theodore con su asistente
virtual se ve como algo natural, así que de hecho, cuando empiezan a aflorar
los sentimientos, se ve hasta normal la atracción mutua. Hay momentos en los
que Samantha parece más humana que la exmujer de Theodore, por ejemplo,
interpretada por Rooney Mara. Lo cómico de la situación, es que el protagonista
no es el único de su entorno que se siente atraído por su asistente. Algunos de
sus mejores amigos también empiezan una “relación” con sus móviles. En una sociedad tan conectada y alejada del contacto físico, es lo normal.
Lo interesante de todo lo que cuenta, sin embargo, es que la
película es una excusa para hablar de temas tan personales como la pérdida, el
duelo en una ruptura, la sinceridad de afrontar los sentimientos siendo
honestos con nosotros mismos o el dolor. Nadie quiere ser vulnerable, pero es
precisamente el amor capaz de regalarnos los mejores y los peores momentos de
nuestra vida. Sólo por eso merece la pena abrir el corazón, aunque en este
caso, sea a una máquina. En cierto sentido, Samantha ayuda a superar la ruptura
con su pareja a Theodore, después de tantos años juntos.
Joaquin Phoenix y Olivia Wilde en un momento de la película |
Uno de los conflictos del protagonista, por ejemplo, es el
de no querer firmar los papeles del divorcio, ya que, de hacerlo, se está
desprendiendo de todos esos recuerdos, y de alguna manera, le hacen sentir bien
y el tener aún un vínculo oficial con el matrimonio, le mantiene aferrado. A
veces nos aferramos a las cosas, bien por nostalgia, bien por miedo a no volver
a vivir nada parecido. Pero la conclusión que se puede sacar, es que nunca
volverás a querer igual a nadie, cada persona y cada relación son distintos,
porque tú has cambiado como persona debido a esas experiencias.
Es un hecho, los seres humanos aprendemos de la vida a base
de los errores y por tanto, del sufrimiento que estos conllevan la gran mayoría
de las veces. Si no te equivocas, normalmente no aprendes porque no sabes que
has hecho mal. La única manera, además, de tomar nota y seguir adelante sin
repetir errores, es la sinceridad hacia uno mismo. Cuesta más o menos darse
cuenta de lo que uno siente o necesita, pero a la larga siempre será mejor que
estar aferrado al pasado por el hecho de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Eso es mentira, porque nada te garantiza que no seas capaz de volver a vivir
cosas maravillosas, que sólo podrás disfrutar si cortas los lazos con lo que te
ata y te lanzas al vacío.
La soledad del ser humano en la sociedad actual, a veces no necesitamos más que la compañía de alguien |
Además de estos temas, Her también toca otros como el avance
de la tecnología o hasta que punto la evolución de la inteligencia artificial
puede hacer tomar conciencia a los ordenadores de que son eso, ordenadores, o
de cómo un asistente virtual puede tener sentimientos igual de reales que los
de un ser humano, por su humanización. Podrían extraerse muchos más debates, pero en este post quería centrarme en el aspecto emocional de la
película.
En resumen, Her es una gran película sobre las relaciones
entre las personas, bajo el filtro de una historia de ciencia ficción, pero es
tan real que asusta. Uno no puede evitar sentirse identificado con muchos de
los conflictos del personaje al que da vida Joaquin Phoenix, ya que quien haya
vivido una relación y se haya terminado por el motivo que sea, seguro que ha
experimentado alguna de las reflexiones que hace. El final de la película, por otro lado, no puede ser más simbólico, y muy certero para terminar con la historia. Ojalá sucediera algo así en la actualidad, ojalá mirásemos más a las personas que tenemos al lado y viviéramos con ellos, y no tanto al otro lado de una pantalla. Seríamos más personas.
Recomendable para pensar, y también para emocionarte, algo
de lo que el cine moderno anda un poco huérfano.
XOXO SoldieRyan
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