Crónica Festival San Sebastián 2018

by - septiembre 30, 2018


Por segundo año consecutivo, he podido vivir una de esas experiencias por las que agradezco tener blog. Tras ir por primera vez en 2017 al Festival de Cine San Sebastián, este año he repetido pero en circunstancias muy diferentes. Un poquito de experiencia adquirida el año pasado, ha hecho más fácil algunos procesos y seleccionar las películas a las que podía acudir como prensa. La magnitud de este festival, uno de los más importantes en el panorama cinematográfico mundial, requiere un tiempo para aclimatarse a toda la oferta de películas que uno puede encontrar. Y tras las que he podido ver en día y medio, la verdad es que estoy muy contento. 


El ángel (Argentina)

Primera película escogida para empezar mi periplo por el festival. Esta cinta argentina no me convenció demasiado antes de ir a verla, digamos que el avance me pareció interesante, pero no me encantó, como en algún otro caso posterior. Pero no sabría decir si por la necesidad de aprovechar la acreditación o qué, al final me animé. 
Es una película que podría catalogarse como biopic, más allá de tener toques de comedia costumbrista, thriller o incluso algún momento de acción. Es la historia -más o menos- real de Carlos Robledo Puch, un asesino en serie que durante los años 70, aterrorizó a la sociedad argentina. La película más bien intenta ser un retrato de la personalidad de este chico, que simplemente era diferente. Lorenzo Ferro lo interpreta a la perfección, ya que en su rostro angelical (de ahí el nombre de la película) también puede verse a veces un atisbo de frialdad que es lo que terminará desembocando en su desprecio por la vida humana. Prácticamente no es ni consciente de lo que hace, simplemente quita vidas porque para él no es nada importante. Enamorado de su compañero de fechorías,  interpretado por Chino Darín, en un personaje interesante pero que sirve más bien como el catalizador de la evolución del "Ángel".
Retrata muy bien como un chico aparentemente normal, joven e inocente, que se inicia en el robo de manera casi patológica, termina siendo un ladrón profesional que deja un reguero de cadáveres allá por dónde va. Muy bien secundado por Daniel Fanego o Cecilia Roth. Al final terminó siendo una recomendable película como retrato de la mente de un joven psicópata.



A decent man (Rumanía)

Esta pequeña película cayó casi por casualidad, en substitución de Gigantes, la serie que se estrenaba por todo lo alto en el Festival y que quería ver. Finalmente por tema de horarios me dio por apostar por cine europeo y de Rumanía para más señas, y estuvo bien. A decent man es una película costumbrista, te pone en una situación muy humana y eso está bien, porque permite entender a los personajes. A pesar de que realmente en la trama no es que pasen grandes cosas, se me hizo corta, lo cual podría decirse que es positivo.
Básicamente cuenta la historia de un hombre, Pedro, trabajador de una plataforma petrolifera que está a punto de ser padre y de casarse con su pareja estable, Laura, pero tiene una aventura con una compañera del trabajo, Sonia. Esta última sufre un accidente de tráfico de camino a su trabajo, que la deja en el hospital con consecuencias físicas irreversibles. El cómo Pedro intenta llevar ambas vidas, es lo que marca el transcurso de la película. 
De un ritmo pausado pero en el que los hechos se suceden de manera cotidiana, A decent man (o Un hombre como Dios manda en su acertada traducción) se deja ver bastante bien y aunque no deja huella, es una película con algunos momentos interesantes. Planos muy cercanos y que logran hacer que empatices con los personajes. La verdad, poco más que añadir.



A Star is born (EEUU)

La película que más ganas tenía de ver en el Festival junto a First Man (esta no me coincidía ninguno de los días que estaba allí). Tiene todo lo necesario para llevarse unas cuantas nominaciones en la próxima edición de los Oscar. La ópera primera de Bradley Cooper es un nuevo remake del clásico de Hollywood que ya ha contado con hasta 3 versiones anteriores. Aquí, Cooper lo da todo interpretando el papel principal y dirigiendo esta película. Probablemente sea su mejor papel, el de Jackson Maine, ese músico adicto que descubre la redención en el personaje de Lady Gaga, que con su interpretación será simple y llanamente candidata al Oscar a Mejor Actriz, estoy seguro. 
Una Lady Gaga más natural que nunca que se lleva el gato al agua y se gana al público en cada aparición que tiene en pantalla, está simplemente excepcional. Desprende una naturalidad, una espontaneidad y transmite tanta emoción en las escenas en las que debe hacerlo, que parece que ha nacido para este papel. Sin duda, su primer papel protagonista en el cine de blockbuster pero ha cumplido con creces con su interpretación.
Por lo demás, esta nueva versión de Ha nacido una estrella tiene escenas espectaculares: conciertos reales, canciones con sentimientos a flor de piel, y una historia de amor que aunque avanza un poco deprisa, resulta creíble por la química entre Cooper y Lady Gaga. El previsible final y deterioro del personaje de él, está acompañado de mucha honestidad y realidad a la hora de mostrar cómo el alcohol y las drogas terminan por pasar factura. Una excelente versión de Ha nacido una estrella adaptada a los nuevos tiempos.



Petra (España)

La cuota de cine patrio que he podido ver, de la mano del director barcelonés Jaime Rosales. Lo primero que podría decirse de Petra es que es una película incómoda, pero como algo positivo, probablemente es lo que Rosales querría que su película transmitiera. Petra es el nombre de la protagonista de esta historia, interpretada de manera excelente por Bárbara Lennie. Una película que habla de orígenes, de mentiras, de arte, de talento y de la verdad, de esa verdad que todos buscamos en la vida, y del perdón, ese perdón que, como el amor, llega a la vida y arrasa con todo. Y de amor por cierto, también hay en la película, del que llega por casualidad. Alex Brendemhül, Marisa Paredes u Oriol Pla son otros de los nombres que aparecen en Petra
Si hay que hablar de actores en esta película, porque es que al fin y al cabo, es una película de actores, hay que hacerlo de Joan Botey, que da vida a Jaume. Sobre este señor se sustenta toda la trama, por así decirlo, o gira en torno a lo que este señor hace y  no hace, y dice y no dice. Es un personaje que da un mal rollo increíble, mal rollo porque es un tipo egoísta, antipático, ególatra y narcisista, y a momentos, encantador, pero en definitiva, es alguien que cae mal. Él es el otro pilar sobre el que Petra se convierte en algo diferente, más allá de lo gratuita que resulta su estructura de montaje, a la que aún no le veo un sentido. 
Diría que es una película recomendable solo por la experiencia que resulta ver Petra, ya que es algo un poco diferente al cine convencional al que estamos acostumbrados, tiene un tempo diferente y unos diálogos, que aunque al principio parecen forzados, terminan por meterte en el universo enrarecido de la película.


Bad times at The Royale (EEUU)

Y termino mi crónica del festival con la segunda película norteamericana de la lista, y no es otra que esta cinta dirigida y escrita por Drew Goddard, una suerte de mezcla de géneros que todavía me estoy preguntando si me gustó o no. Son 2 horas y 20 minutos de comedia involuntaria, thriller, crítica social, terror y toques de acción con un final a todas luces, sorprendente. Goddard se ha rodeado de un elenco de intérpretes envidiable para su segunda película como director, y creo que comparte muchos elementos por lo que he podido leer con La cabaña en el bosque (2011). Nombres como Jon Hamm, Dakota Johnson, Jeff Bridges o Chris Hemsworth, en un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados el actor australiano, ya que su personaje genera un mal rollo constante desde el momento en el que aparece.
Toda la película además, está sembrada de plot twists muy bien llevados, pero que realmente no paran de dinamitar la trama y todo lo que está aconteciendo hasta ese momento, para sorprender al espectador y desubicarlo, incluido con un desenlace que mezcla la comedia y la épica de una manera sublime. 
Realmente Bad times at The Royale es una película atípica, a pesar de contar con un increíble reparto y con una factura impecable, no tengo claro que sea lo que el público puede esperar de un blockbuster, aunque tampoco se vende como tal. 
En definitiva, una película sorprendente y que dejará al espectador totalmente desubicado conforme va pasando el metraje y que sólo por ello, ya es una cinta a tener en cuenta.



Hasta aquí mi crónica de mi paso estos dos días por el Festival de Cine de San Sebastián. Muy contento con los servicios que ofrece toda la organización, las películas seleccionadas y del cine que he visto, que al final, es de esto de lo que se trata. 

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