Cuando todo está perdido; la superación y el cine
Feliz 2018. Tras dos semanas sin publicar post, ya iba siendo hora. He tenido unas semanas complicadas y con poco tiempo para sacar un hueco y poder escribir algo decente. Tampoco se me ocurrían temas, y eso que me he hartado de ver películas. Situaciones personales a veces lo impiden. En todo caso, hoy vengo con un tema sobre el que me apetece escribir: la superación personal, algo muy en boga en estos tiempos que vivimos. De situaciones que nos hacen crecer como personas, que normalmente se dan tras la adversidad. 2017 ha sido un año con muchas películas, pero también con muchos cambios a nivel personal que han supuesto disfrutar menos del blog, por ejemplo. Ahora mismo no se me ocurre otra película mejor para empezar el año. Hace poco vi Cuando todo está perdido (2014), protagonizada única y exclusivamente por Robert Redford, y mereció la pena.
En la vida se aprende a palos, y aunque te repitas que no es necesario, normalmente sólo tras las caídas sabes aquello que no volverás a hacer, que al menos, ya es algo. Vivir situaciones extremas normalmente enseña lo mejor y lo peor de uno mismo, pero hay que vivirlas para aprender, de lo contrario, nunca aprenderás. Retirarse es justo y es correcto, pero pocas veces se aprende así.
Sin embargo, en este post se habla de cine y no de otra cosa, aunque no lo parezca. Cuando todo está perdido es una película dirigida por J.C. Chandor, director de la muy estimable Margin Call (2011), que narraba las primeras horas de lo que fue el inicio de la crisis financiera y que contaba con un reparto de lujo: Kevin Spacey (ahora defenestrado por el escándalo de abuso sexual en el que se ha visto envuelto), Paul Bettany, Jeremy Irons, Demi Moore o Zachary Quinto. En Cuando todo está perdido ha simplificado mucho más el tema del reparto, con una historia únicamente protagonizada por un peso pesado: Robert Redford.
El argumento no podía ser más simple. Un hombre, a bordo de un velero en medio del oceáno Índico que debe hacer frente a todo tipo de situaciones que le llevarán al límite de la vida y de la muerte. Sobreponiéndose a todos los obstáculos que pueden surgir durante una travesía de esta índole, como son las grietas en el casco de la embarcación, las tormentas que zarandean al velero, el calor abrasador, la falta de víveres para pasar tantos días en alta mar o incluso los tiburones; el protagonista intentará sobrevivir a toda costa.
No sabemos por qué el personaje al que da vida Robert Redford está ahí, tampoco sabemos nada de él, simplemente está en mitad del oceáno en un velero, y quiere sobrevivir, no necesitamos más para situarnos. La constante sucesión de peligros pondrán en jaque a Redford continuamente, y el espectador tendrá que soportar estoicamente cómo se las ingenia para salir más o menos airoso en cada nueva situación. La desesperación y la ilusión, la tristeza y la alegría, la muerte y la vida, los extremos se dan la mano en Cuando todo está perdido.
Puede llegar a ser una película agobiante, sobre todo por la constante sensación de peligros que nunca cesan, y también porque al fin y al cabo, es cine, y están presentes los artificios para contar la historia. El montaje debe condensar una historia que transcurre en varios días o un tiempo indeterminado, para condensarlo en menos de 2 horas. Por eso quizás parece que Redford está realizando un esfuerzo herculéo enfrentándose a peligro tras peligro, pero todo es bastante real, podría pasarle a cualquiera en esa situación.
Cuando todo está perdido tiene un título perfecto para la trama, porque ¿qué hacemos cuándo todo está perdido? Rendirse o luchar, de eso va la película, o esta es una buena manera de resumir el concepto que trata de transmitir la cinta de J.C. Chandor. Robert Redford quiere sobrevivir y no cesa en su empeño, por eso el espectador no necesita saber nada más del personaje, porque con su único afán de superviviencia, se logra conectar con él, sin necesidad de efectismos cinematográficos, todo ser vivo quiere sobrevivir.
Es una perfecta analogía vital, al final, uno se va enfrentando o tropezando a los momentos de la vida que parecen más difíciles, e incluso cuando crees que no vas a salir airoso, que te vas a quedar ahí, sales adelante. Ya he comentado en otra ocasión el motor que puede llegar a ser el cine como superación gracias a verse reflejado en las historias, y poder superarse a uno mismo con esa empatización. Cuando todo está perdido debería ser una película que se use para ayudar a las personas en situaciones adversas, a creer que sí se puede, que aunque haya miedo a morir -o a lo que sea- al final se puede seguir viviendo, porque descubrimos el camino correcto, bien con ayuda bien por nuestra cuenta.
Las películas de supervivencia suelen emocionar precisamente por ese componente de superación ante la adversidad, todo ser humano puede entender esa situación. Me vienen a la cabeza eternas historias como Robinson Crusoe, pasando a sorpresas como Enterrado (2010). Historias universales como el holocausto nazi o los campos de refugiados, que hemos visto en infinidad de películas, siempre con la eterna lucha entre la libertad (vida) o la muerte (miedo), veáse como se prefiera. En este post por ejemplo, se enlistan 10 películas cuyo eje central es la supervivencia.
Eso sí, es necesario avisar primero: quien espere una película repleta de acción y diálogos, que se olvide; en Cuando todo está perdido, de hecho, no hay ni un solo diálogo, apenas un par o tres de palabras en las casi 2 horas que dura esta aventura. Robert Redford aguanta únicamente con su rostro y su expresión, el peso de la película entera bajo sus hombros. Bueno, Redford y el imponente oceáno que en todo momento llega a ser amenazante.
Un buen ejemplo de superación, hecho cine. Inspiradora.
Además, está llena de imágenes simbólicas sobre el hecho de dejar atrás el hogar, la seguridad, el confort, y arrojarse a la incertidumble y a la vida. Todas esas lecturas, seguramente puedan extraerse más incluso en función a las experiencias vividas por cada espectador.
Como dato reseñable, la película estuvo nominada a los Oscar de 2014 en la categoría de Mejor Actor Principal, lógicamente por Robert Redford.
XOXO SoldieRyan
4 comentarios
Apuntada. Todo lo simbólico me interesa ;) E intentaré curarme a mí mismo de lo que me pasa con este actor, que siempre que lo veo se me va la cabeza a «Memorias de África». Sí, lo sé, me hace falta una temporadita entre tiburones a ver si me espabilo.
ResponderEliminarHola Víctor,
EliminarSi te sirve de algo, siempre puedes ver Los tres días del Cóndor, de la época buena de este señor rubio de ojos azules. Sin embargo, la película que ocupa el post se aguanta por sí sola por la intensidad, tremenda.
Un abrazo!
Oído, me la apunto. Gracias por tan variado menú ;)
EliminarAmo esta película... considero que está muy poco valorada, una pena
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